La codificación y los tipos de envases: primarios, secundarios y terciarios

Hoy en día la codificación de un producto o envase es un tema esencial, ya que tanto los fabricantes como el consumidor están profundamente involucrados en este proceso. En este sentido, los productores quieren llevar un control preciso y exhaustivo sobre los artículos que están fabricado o los servicios que proveen.

Por su parte, los clientes finales necesitan conocer algunas de las características más importantes del producto, como por ejemplo su fecha de caducidad, ingredientes o cualquier contraindicación que haya que tener en cuenta. En la entrada de hoy vamos a hablar de este tema y los distintos tipos de envase que existen en la industria actual, veremos para que sirven y que papel cumplen en el proceso productivo.

Elige la mejor solución para tu empresa

Las empresas no deben escatimar la calidad con la que codifica el producto ni tampoco con el material que compone el envase, ya que de lo contrario podrían surgir una gran cantidad de problemas durante su distribución y transporte. En este sentido, hay que tener mucho cuidado a la hora de elegir la codificadora que mejor se adapte a los ritmos de producción y las características personales de tu empresa.

En los envases primarios es frecuente encontrar información relativa a la fecha de caducidad o número de lote, en caracteres alfanuméricos o utilizando códigos de barras. Su relevancia es total en todos los sectores, siendo especialmente importantes en el cosmético, alimentario o farmacéutico. Por su parte, el envase secundario necesita que la verificación de los productos que contiene sea fácilmente accesible y totalmente legible por parte del personal y los lectores ópticos.

Diferencias entre envase primario, secundario y terciario

El envase primario es el que se encuentra en contacto directo con el producto, envolviéndolo y protegiéndolo de las agresiones externas, parcialmente o por entero. Se trata de una unidad de venta destinada al cliente final que no puede modificarse sin alterar las condiciones de dicho artículo. Un claro ejemplo de estos envases primarios serían una botella de refresco.

El envase secundario, también conocido como colectivo, se caracteriza por contener uno o más envases primarios. Proporciona una protección extra al conjunto que es necesaria a la hora de su distribución comercial, facilitando la tarea al no tener que hacerlo por unidades sueltas. En el punto de venta también pueden ser encontrados, pero el consumidor no tiene por qué comprar todo el pack, sino que puede adquirir un artículo por separado. Siguiendo el ejemplo anterior, las botellas de refresco es usual que estén empaquetadas con film de plástico en envases de 6.

Y finalmente, el envase terciario o de transporte está formando por un contenedor que protege los dos tipos de envases que acabamos de ver, con el solo objetivo de unificar el envío y mejorar las tareas de distribución. Están especialmente diseñados para que la manipulación sea rápida y sencilla, así como impedir que los golpes durante el transporte puedan afectar a su contenido. Los palés de madera o las cajas de plástico son excelentes ejemplos de estos envases terciarios.